De la política presencial a la política «de bolsillo», parte 1

Los que comprenden que el mundo móvil es el presente y no el futuro, entienden y aprovechan su fuerza y potencial.

En algunos lugares del mundo, es más fácil tener un teléfono inteligente que un baño o agua potable. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el mundo hay más personas con acceso a teléfonos móviles que a baños limpios.

En el mundo hay más personas con acceso a teléfonos móviles que a baños limpios.

Millones de personas llevamos teléfonos que, en promedio, tienen una capacidad tecnológica mayor a la que tenía el Apolo 11 cuando aterrizó en la Luna en 1969.

Después del huracán Sandy muchas personas hacían fila, no para conseguir agua o comida, sino para cargar sus dispositivos móviles. La conectividad se hizo tan necesaria como el alimento o el refugio. Nuestros teléfonos nos pueden proveer de conocimiento, nos ayudan a encontrar a nuestros familiares y amigos, nos muestran los mejores lugares y precios. Nos conectan con el entorno.

Después del huracán Sandy, muchas personas hacían fila para cargar sus dispositivos móviles.

Los teléfonos inteligentes y las tablets han venido sustituyendo al automóvil como icono de libertad, según un estudio publicado por la consultora KPMG y basado en una encuesta realizada entre doscientos altos cargos del sector automotriz en todo el mundo, el 54% de los directivos opinan que el coche ya no es atractivo para la juventud. Los menores de veinticinco años no sienten necesidad de ser dueños de un vehículo, prefieren comprar teléfonos móviles y dispositivos tecnológicos.

La libertad hoy se traduce en conectividad, internet y redes sociales.

Cuando en los años ochenta se produjo el boom de los videojuegos, la industria del juguete sufrió mucho. Se pronosticó la muerte de los muñecos, los coches a escala, las casas de Barbie… Sin embargo, la tempestad pasó y los virtuales no enterraron a los tradicionales. Pero una nueva amenaza ha surgido: actualmente los juguetes se enfrentan a tablets y dispositivos móviles como fuente de entretenimiento y diversión.

Las nuevas tecnologías, han brindado a la sociedad tantos beneficios como adicciones y enfermedades. El móvil se ha convertido en elemento inseparable, hasta el punto de que muchos psicólogos hablan ya de un alto nivel de dependencia. Cada día son más los investigadores que alertan sobre el creciente número de personas que vienen padeciendo problemas físicos y psicológicos como ansiedad, palpitaciones y sudores cuando olvidan el móvil en su casa, o se quedan sin cobertura o sin bateria. Incluso, existe ya un nombre para ese problema: nomofobia.

Cada día hay más personas padeciendo problemas físicos y psicológicos cuando olvidan el celular.

Trastorno que consiste en manifestar un miedo irracional a no llevar el teléfono móvil con uno mismo.

Nomofobia.

Se manifiesta con síntomas como ansiedad, malestar general, enfado, inquietud, negación o minimización del problema. La mayoría de los jóvenes, pueden llegar a asegurar que no pueden vivir sin su teléfono móvil.

Mirar repetidamente nuestro móvil creyendo que ha vibrado a causa de la recepción de algún mensaje.

Síndrome de la vibración del teléfono o síndrome de la vibración fantasma.

No despegar la atención de las pantallas móviles, incluso cuando se está acompañado.

Phubbing.

Phubbing es un término que proviene de fusionar phone (teléfono) y snubbing (desairar) y surgió en Estados Unidos en el año 2007, precisamente cuando llegaron los smartphones y su uso se comenzó a propagar. La adicción al móvil también trae consigo problemas de educación e incapacidad para interactuar con las personas en un ambiente fuera del digital.

Una encuesta realizada por la compañía Motorola en Estados Unidos reveló que más de la mitad de las personas duerme con su teléfono móvil, cifra que aumenta en jóvenes. Llevar los dispositivos a la cama no solo afecta nuestra producción de melatonina, necesaria para un buen descanso, también hay una alta probabilidad de que nuestro reposo se vea interrumpido por mensajes o llamadas en medio de la noche. Muchas personas dicen que lo primero que hacen al despertar es alcanzar el teléfono móvil y revisarlo.

Hemos pasado a ser individuos multipantallas. Este cambio de actitud frente al consumo de la televisión, donde dejamos de lado nuestra pasividad y pasamos a compartir contenidos, comentar, opinar en redes sociales, nos ha llevado a tener cada día menos paciencia con la publicidad tradicional. El cambio de canales (zapping), que normalmente se hacía durante los anuncios, se ha reducido, pues la mayoría se mantiene ocupado en otra pantalla durante los comerciales.

Es frecuente encontrar personas más preocupadas por hacer una buena foto de la comida (para subirla a Instagram o a Facebook) que por disfrutarla; están más preocupados por compartir la experiencia con los «presentes» en sus redes que con los presentes en su mesa.

Conclusión

Es evidente todos los beneficios que tienen las personas al usar los dispositivos móviles, al igual que sus problemas cuando el uso sobrepasa los límites. Pero, ¿cómo medir esos límites? ¿cómo evitar le uso excesivo en tiempos de pandemia?

¿Impedir el uso? Esa no es la cuestión. La cuestión creo yo, es un proceso de transformación parecido cuando surgieron las reglas de comportamiento de las relaciones humanas, la aparición de las reglas de netiqueta, y hoy, reglas de uso de los dispositivos móviles, tanto para evitar problemas personales como profesionales.

¿Dónde entra la política? A nivel mundial se han establecido leyes donde los jefes no pueden interrumpir a los trabajadores en tiempos de descanso, leyes donde se proteja la integridad de las personas, leyes sobre el manejo de datos personales, entre otras muchas otras necesidades que irán apareciendo con el paso del tiempo.

Al final el trabajo es de todos, pues la voluntad de usar la tecnología a nuestro favor en beneficio de todos es nuestra responsabilidad.

Fuente de información: Antoni Gutiérrez-Rubí. (2015). Una nueva realidad. En La transformación digital y móvil de la comunicación política(4 a 29). Barcelona, España: Ariel, S.A..

Imágenes: Pixabay y Freepik

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